lunes, 15 de febrero de 2010

Salvador Reyes de Cozar

Bueno, siguiendo con el mundo onírico, os quiero enseñar la obra literaria de un amigo y ex-compañero de magisterio de Primaria, Salvador Reyes de Cozar.

De modo breve os comentaré que Salvador Reyes de Cozar nace en Sevilla en 1980, y comienza publicando cuentos y poemas en distintas revistas donde gana algunos premios. Ha publicado Eclipse Ocular y Los calendarios anónimos, ambos libros de poesía, y estamos la espera de uno nuevo de relatos: Buscando a Ligeia.

Además de su trabajo como escritor, Salvador ha participado como actor, co-director y guionista de dos cortometrajes: La vida en Rosa y Emisión en pruebas. Toca la guitarra, el piano... en fin una puta maquina!! que debeis de engrasar con vuestra mirada.

Para que conozcais su cosmos artístico, os voy a pasar su propio blog:


http://www.salvadorreyesdecozar.blogspot.com/2009/06/prueba-de-diseno.html

Y su entrada en Wikipedia, para quien quiera saber un poquito más de él:


http://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_Reyes_de_C%C3%B3zar

Salvador no es que tenga una particular temática feminísta en los contenidos de su poesía. Pero como ocurre en todas las poesías, entiendo que su función liberadora y expresiva, no hace más que contribuir a nuestra causa apoderadora.

Voy a dejaros a continuación un par de poesías de el autor:


NOSÉ DONDE LO APRENDÍ


Sé que el amor existe pero no sé donde lo aprendí,
quizá fue en la huella de tus besos,
o en el disparo certero, como francotiradores,
de tus pupilas contra las mías.

Sé que el amor existe, quizá lo aprendí corriendo,
-el día antes- para examinarme en tus caprichos,
comprenderlos, recitarlos de corrido:
flor, un beso, café, cine, bombones, caricias y otro beso.
Pero lo habría olvidado igual que ya olvide
los ríos de la Península Ibérica.

El amor existe, lo aprendí quizá sobre tu cuerpo,
improvisando tácticas sincronizadas con tu voz,
movimientos, pulsaciones, anatomía:
Trópico de Capricornio. Abrazarte al terminar.
Pero lo habría olvidado igual que ya olvide
tu olor por las mañanas.

Sé que el amor existe pero no sé donde lo aprendí,
quizá fue en el silencio de tu ausencia,
en el contar las horas con el latido de la angustia,
en el minuto frente al teléfono: Te llamo o no te llamo.
En el seamos sólo amigos, en el démonos un tiempo,
en el aprender a calmar mi piel sin tus caricias,
en la mentira de olvidarte.

Debí aprenderlo entonces, seguro,
porque eso…
eso no he sido capaz de olvidarlo.


¿ SABES?

Hay veces en que me quedo esperando a la noche,
pero no aparece y en su lugar
me deja el labio yermo y horas huérfanas.
Y yo, como el más estúpido de los amantes,
la excuso, siempre acepto sus motivos,
aun cuando su voz disfraza sus manos
que me hablan de otros nombres.

Pero hay veces, también, que me rebelo,
que anochezco infiel y te dejo para mañana,
me digo: ya vendrá con sus pelos confundidos,
oliendo a otras palabras, los ojos mal pintados.
Resulta entonces que en esos momentos
soy – si cabe- más cobarde que nunca
y me olvido que tú ya conoces mis teatros.

¿Sabes? A mí nunca me importó que fueras libre,
tampoco inclinarme como un sauce en tus lirismos,
pero en toda tormenta hay una vela
que claudica al empuje de los vientos.
Y en este océano que improvisamos
como juegos de mesa entre dos adolescentes,
he tejido mi piel como tablero
y aprendí a no cortar más tu baraja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario